#12meses12valores. ¿Qué son las ‘lealtades ciegas’?

En Psicología la ´lealtad ciega’ o ‘invisible’ se define como: aquella lealtad que de manera consciente o inconsciente mantenemos hacia un ancestro o familiar, que nos impulsa a seguir los mismos patrones de conducta de un modo automático y sobre el que no tenemos ningún control. Esta fidelidad o cercanía dificulta que la persona se realice libremente.

Desde la psicología estos códigos se definen como el conjunto de creencias y de inhibiciones que constituyen nuestro modo de vernos y de comportarnos respecto a nuestra realidad emocional, (tanto la que vivenciamos como la que “nos permitimos” anhelar”). O lo que es lo mismo, heredamos de nuestros familiares, la visión o la actitud ante la vida o incluso sus problemas..

Y es que, en definitiva, y de uno modo espontaneo, por la lógica de no querer ser repudiado/a por nuestro núcleo familiar, además de por temor a perder su amor o su atención aceptamos ‘ciertas condiciones’.

Los contratos emocionales: las expectativas y la frustración

La lealtad invisible, de algún modo, nos vincula a una especie de ‘contratos emocionales’ que se establecen entre los miembros de la familia, y que terminan siendo un ‘paquete’ de expectativas que nos condicionan y que en la mayoría de las ocasiones resulta ‘venenoso’ para nuestra realización como personas y nuestro planteamiento vital.

De hecho, en muchas ocasiones al hablar con alguien que nada tienen que ver con nuestra familia, podemos percibir más claramente cómo tendemos a estructurar nuestros pensamientos y actitudes hacia ciertas cuestiones. Y de repente, nos sorprendemos, nos damos cuenta que: hay ideas que hemos asumido a través de nuestra familia que nos parecen incuestionables pero que, en realidad, deben serlo.

Es por eso que es muy importante deshacernos de cada idea preconcebida en nuestra vida que nos resulte negativa, y sin ‘miedo’ a no estar haciendo lo ‘correcto’.

Todos/as conocemos casos cercanos, o los hemos visto en medios de comunicación, o nos vemos reflejados en alguno de estos casos: el actor repudiado por una familia que esperaba de él que siguiera la tradición familiar de ser abogado. O la mujer que ha de casarse con un ‘buen partido’, porque pertenece a una determinada clase social, o aquella persona que no se atrevió a irse a otro país a trabajar o estudiar por no hacer daño a su familia al alejarse… O el hijo que debe ser del Barcelona o del Madrid, porque el padre lo es… O la niña que ha de ser tan elegante como su mama….

Todas estas realidades derivan en frustración, en culpabilidad y en muchas ocasiones en calificativos que no nos atribuye sólo nuestro entorno, sino nosotros/as mismos/as tales como: ‘la buena’, ‘el torpe’, ‘la desapegada’, ‘el malo’, ‘la desobediente’, ‘el rebelde’…

Es por eso que cuando vemos afectada nuestra salud emocional o psicológica, es muy probable que el origen se encuentre (aunque no sea la única causa) en esquemas disfuncionales aprendidos desde la infancia en nuestro contexto familiar.

Por decirlo de otro modo, somos perpetuadores/as de las carencias de nuestro núcleo, de las creencias y de las expectativas que se nos transmiten. Esto es algo habitual, pero la buena noticia es que tras ‘descubrirlo’, podemos comenzar a cambiarlo y abrir camino a nuestra realización plena, a nuestra libertad y por lo tanto a nuestra felicidad.

Porque como refleja este video… Al amarte a ti mismo/a ocurren estos milagros… Feliz semana!!